He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

domingo, 10 de julio de 2016

Cuatro sugerencias

Para la última reunión que tuvimos, hace ya varias semanas, del Club de Lectura Serrano nos propusimos leer obras de ciencia ficción. Hubo muchas propuestas, cada unx elegimos alguna que nos interesara y luego hicimos una (muy interesante) puesta en común, de la que además salió una lista con muchos títulos para las próximas semanas y meses.

Uno de esos títulos, que fue propuesto por al menos un par de personas, fue La invención de Morel [1940], del argentino Adolfo Bioy Casares [1914-1999].
Creo que ya la había leído hace años, quizá en los tiempos de la facultad, pero no tenía un recuerdo muy especial de esta novela. Las dos personas que la proponían en el Club, de las que me fío mucho, me hicieron pensar que algo me había perdido... y que convenía darle una segunda vuelta.
Y efectivamente así era. Es un relato apasionante que parece llevarte al principio por un camino que no terminas de entender, dándote pistas de que algo extraño ocurre en esa isla sin llegar a aclararte qué... y poco a poco va poniendo las cartas sobre la mesa llegando a un final sorprendente.
Un relato del que dice Borges que no le parece "una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta". ¿Qué puedo a añadir yo a semejante comentario...?

Cada vez me gusta más leer y releer a Italo Calvino [1923-1985]. Leí bastantes de sus libros también cuando estaba estudiando en la universidad. Me encantaban. Y siempre me sorprendían. Y ahora, por algún motivo, estoy volviendo a encontrarme con él: yo, naturalmente, soy otro, y él, como se dice de cómo cantan Camarón o Gardel, cada vez escribe mejor...

Esta ¿novela?, Palomar [1983], no la había leído. De hecho supe de su existencia hace poco leyendo algo sobre la biografía de Calvino o alguno de sus artículos...
El personaje protagonista, Palomar, describe lo que encuentra. Esa es la novela: su observación del mundo y su intento de aprehenderlo: sus observaciones de una mujer en la playa, o una salamanquesa sobre un vidrio o de las piedras del Ryōan-ji son emocionantes...
Siento que tiene mucho que ver con esa mirada lenta que sugieren los grandes fotógrafxs, con los paseos de Thoreau en torno a su lago, con el tiro con arco de Herrigel, con la escena maravillosa de Smoke en que Auggie le sugiere a Paul que no va a entender sus fotografías si no las mira un poco más despacio...
Otra enorme recomendación para leer con calma este verano.

Ésto ha sido uno de esos descubrimientos que uno hace por casualidad, o no, deambulando por las bibliotecas.
No sabía nada del autor, Markus Orths [1969- ], ni de La camarera.
Y me ha gustado.
Y me han entrado muchas ganas de leer La sala de profesores, la otra novela que (hasta donde yo sé) tiene traducida al español.

No siento que sea una novela que me haya cambiado la vida. Muy pocas lo hacen, claro, eso es mucho pedir... Pero mientras la leía ha conseguido mantenerme interesado en saber qué iba a pasar con esa camarera que decide pasar algunas noches debajo de la cama de los huéspedes del hotel en el que trabaja, quieta, escuchando, tratando de sentir lo que ocurre en la habitación y ella no puede ver.
Una novela para leerse de una sentada y luego estar durante algún tiempo fantaseando con la idea de observar al personal, de saber qué hacen cuando nadie les / nos ve. Fantaseando con lo que se oye, se ve, se siente cuando se mira sin ser visto...
En fin, una buena propuesta para mirarse a uno mismo y pensar en por qué nos gustan tanto (a veces) las vidas de lxs otrxs.

La subasta del lote 49 es uno de esos libros que tenía desde hace tiempo en mi (cada vez más extensa) lista de grandes e imprescindibles libros que tengo que leer sí o sí antes de morirme.
Se supone que es uno de esos 'clásicos del siglo XX' que no puedes no haber leído si quieres entender algo de lo que pasa en el mundo en general y en la literatura en particular.
Así que cuando, éste también por casualidad, lo encontré hace unas semanas en una de las bibliotecas que frecuento en la sierra, pensé que era la ocasión y que no podía dejarla pasar...

Uffffff.....

Cuando llevaba sólo unas cuantas páginas ya empecé a pensar que me estaba aburriendo. Mucho. Y que además no estaba entendiendo nada. Y que lo poco que estaba entendiendo no me estaba interesando lo más mínimo. A veces, cuando ésto ocurre, uno piensa que no es el libro ni el autor, que eres tú, que te falta, que no llegas, que no entiendes, que tienes que leer más cosas antes de llegar ahí... Al enfrentarse con 'los grandes' no viene mal un poco de modestia.
En esas, ya llevaría como un tercio de la novela y cada vez la sentía más atascada, tuve la buena idea de buscar en Un libro al día, uno de mis blogs de libros favorito. No siempre estoy de acuerdo con sus opiniones, pero muchas veces coincido con ellas y siempre me gusta cómo las cuentan. Y me relajé. Mucho. Me tranquilizó muchísimo que la calificaran de intragable. Me sentí un poquito mejor al leer que quien hacía la reseña afirma que "pocas veces se había sentido tan desesperadamente confuso leyendo una novela" y que "por añadidura es una confusión que no induce al caos, sino al bostezo".
La acabé, claro. (Tengo una especie de TOC con esto de no poder dejar a medias los libros que no me gustan o no me interesan.) Y luego me sentó bien leer los muchos comentarios que hay en la reseña de Un libro al día apoyando y rebatiendo las opiniones de la reseña...

En fin, no sé si intragable es un adjetivo demasiado macarra, pero la verdad es que creo que tardaré una temporadita en volver a acercarme al misterioso y (en tantos sentidos) inaccesible Pynchon.

1 comentario:

  1. Muchas recomendaciones, seguro que maravillosas.Me las apunto en los peldaños de mi escalera,que por otro lado se empeña en empinarse y retorcerse co la facilidad de serpiente..puff.. De acuerdo contigo en no llevar la contraria a Borges!! y La camarera y Palomar habrá que hacer caso al profe!..puff..Por otro lado, soy de las que continuamente piensan que es mi débil mecanismo el que falla, cuando no puedo con aquel libro que dicen maravilloso..puff..Ni hago caso a La subasta del lote. Menos mal no hay ..puff..
    Gracias por todo,nos vemos el viernes en el Club!

    ResponderEliminar