He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

sábado, 5 de agosto de 2017

Más de cien mentiras

Tenemos memoria, tenemos amigos,
tenemos los trenes, la risa, los bares,
tenemos la duda y la fe, sumo y sigo, 
tenemos moteles, garitos, altares.

Tenemos urgencias, amores que matan,
tenemos silencio, tabaco, razones,
tenemos Venecia, tenemos Manhattan,
tenemos cenizas de revoluciones.

Tenemos zapatos, orgullo, presente,
tenemos costumbres, pudores, jadeos,
tenemos la boca, tenemos los dientes,
saliva, cinismo, locura, deseo.

Tenemos el sexo y el rock y la droga,
los pies en el barrio, y el grito en el cielo,
tenemos Quintero, León y Quiroga,
y un bisnes pendiente con Pedro Botero.

Más de cien palabras, más de cien motivos,
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.

Tenemos un as escondido en la manga,
tenemos nostalgia, piedad, insolencia,
monjas de Fellini, curas de Berlanga,
veneno, resaca, perfume, violencia.

Tenemos un techo con libros y besos,
tenemos el morbo, los celos, la sangre,
tenemos la niebla metida en los huesos,
tenemos el lujo de no tener hambre.

Tenemos talones de Aquiles sin fondos,
ropa de domingo, ninguna bandera,
nubes de verano, guerras de Macondo,
setas en noviembre, fiebre en primavera.

Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas, 
qué importa, lo siento, hasta siempre, te quiero,
hinchas del atleti, gángsters de Coppola,
verónica y cuarto de Curro Romero.

Más de cien palabras, más de cien motivos,
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.

Tenemos el mal de la melancolía,
la sed y la rabia, el ruido y las nueces,
tenemos el agua y, dos veces al día,
el santo milagro del pan y los peces.

Tenemos lolitas, tenemos donjuanes,
Lenon y McCartney, Gardel y Lepera,
tenemos horóscopos, biblias, coranes, 
ramblas en la Luna, vírgenes de cera.

Tenemos naufragios soñados en playas
de islotes sin nombre, ni ley, ni rutina,
tenemos heridas, tenemos medallas,
laureles de gloria, coronas de espinas.

Más de cien palabras, más de cien motivos,
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.

Tenemos caprichos, muñecas hinchables,
ángeles caídos, barquitos de vela,
pobres exquisitos, ricos miserables,
Ratoncitos Pérez, dolores de muelas.

Tenemos proyectos que se marchitaron,
crímenes perfectos que no cometimos,
retratos de novias que nos olvidaron,
y un alma en oferta que nunca vendimos.

Tenemos poetas, colgados, canallas,
Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma,
abuelos que siempre ganaban batallas,
caminos que nunca llevaban a Roma.

Más de cien palabras, más de cien motivos,
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.

Más de cien mentiras es una de las canciones incluidas en el disco Esta boca es mía [1994] de Joaquín Sabina [1949- ].

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