He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

jueves, 20 de julio de 2017

Si es amor, no duele

Empiezo mis cincuenta en una terraza de El Escorial, con un café, y leyendo Si es amor, no duele, el libro que han publicado hace apenas un par de meses Iván Larreynaga y Pamela Palenciano.
Hace añísimos que sé de Pamela, hace tiemoo hablábamos de ella y de su trabajo en los grupos de hombres en los que he estado, he visto varias veces en Youtube algunos de los vídeos de su monólogo No sólo duelen los golpes, y hace un año o dos tuve ocasión de verla en vivo.

Siempre me ha parecido que el suyo es un trabajo necesario, imprescindible, que trato de compartir con toda la gente que puedo y que me gustaría muy especialmente que conociera gente cercana que quiero y a la que creo que sentaría bien, como me sienta a mí: hermanas, sobrinxs, amigxs.

El año pasado, casualmente, conocí a Iván, con quien compartí el primer taller de escritura que hice en la Escuela de Escritores.

Este librito ha sido uno de los regalos (de María, claro) que me cayeron ayer por mí cumple.
Es (casi) una transcripción del monólogo de Pamela, algo adaptado para ser leído en vez de escuchado en un escenario. Un texto claro, contundente, irrebatible. Igual que me pasa con el monólogo, lo mejor que se me ocurre decir de este libro es que es imprescindible, que hace falta, que no puede no existir.
No podemos quedarnos esperando a que políticxs e instituciones resuelvan el maltrato y la desigualdad, y resuelvan los problemas relacionados con el  género, aunque obviamente debemos seguir exigiéndoselo. Desde mi punto de vista, sin duda, la solución del problema, que no es otra que el desmantelamiento del patriarcado, tiene que pasar por el trabajo personal de cada uno y cada una, y por hacer públicas y compartidas experiencias como la que cuentan Iván y Pamela.

¡Gracias!

¡Seguimos, que estamos en el camino pero aún nos queda mucho!


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