He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

domingo, 23 de julio de 2017

Cincuenta

Desde hace ya unos cuantos meses, en cada luna nueva, cuelgo aquí alguna de las cosas que escribo. Normalmente son cuentos o relatos, minicuentitos, o ejercicios de los que Ángel Zapata nos propone en la Escuela de Escritores...

Hoy lo que me sale es algo que se parece en cierto modo a la entrada de un diario personal.

Lo que me apetece hoy es contar y compartir aquí lo bien que me siento en estos días en que he celebrado con amigxs mis primeros cincuenta años.

Siempre digo que me gusta mucho celebrar cumpleaños, propios y ajenos. Cada vez más. Pero en esta ocasión, en la que por tantos motivos estoy de catarsis personal, ha sido aún más gratificante sentir este chaparrón de amor de amigxs, de familia, de gente más o menos cercana que ha querido alegrarse conmigo de que seguimos aquí.

Y aún me queda, durante los próximos días, alguna celebración privada con gente que no ha podido venir a casa esta semana...


Hace unos meses descubrí una piedra en la dehesa que me pareció un lugar perfecto para celebrar el cumpleaños. Al llegar la fecha, pensé que la logística no era muy buena: no estaba seguro de si iba a venir gente demasiado mayor o demasiado pequeña a la que le costara andar hasta allí, quizá iba a hacer demasiado calor... El caso es que al final hemos celebrado en casa.

Pero hoy, terminando el día y casi la semana, me he acercado yo solo paseando hasta allí. No me he cruzado por el camino más que con un par de señores con su perro y con algunas vacas.
He llegado a la piedra y he podido sentarme en soledad, rodeado sólo por el ruido del aire, los árboles y los pájaros, agradecido y contento, a saborear todo lo bueno que he recibido estos días de gente que me quiere mucho y bien.


Uno de los propósitos para los próximos cincuenta años es ser cada vez más disfrutón. Desde ya. Sin cesar.
No hay otra opción...

Así que, ¡seguimos!, claro...

3 comentarios:

  1. Disfrutar de esos momentos en los que uno está sólo pero se siente acompañado de tod@s los suy@s....¡¡¡¡Es maravilloso¡¡¡¡

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  2. Totalmente de acuerdo. Vivir intensamente cada segundo. Besos

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